El Turrujal
Como si de un sueño se tratara, esta foto difuminada por el tiempo, nos muestra a don Joaquín joven en su finquita del Turrujal... pala en mano, brazo nervudo, graciosos botines enlodados, espeso bigote, y abrazado a doña Celia Carrillo, mi abuela. El año es incierto, pero es muy probable que sea entre 1909 y 1912, es decir, entre el año de su matrimonio y el del nacimiento de mi padre. Un visitante no identificado,pero elegantemente vestido, aparece a la izquierda.
La imagen es sumamente rara y su autor desconocido. No recuerdo otra de don Joaquín en esa finca ni tan cercano a las labores de la tierra, actividad que sin embargo le gustaba mucho, al punto que cuando estuvo estudiando en Chile entre 1901 y 1903 “le sobraron ratos para ilustrarse en ingeniería agrícola” (1)
Esta es una fotografía que me conmueve. Y no solo es por la imagen idílica pero real de un pasado irrecuperable, es también porque la foto en sí está muriendo. Lo que ven es solo la foto de la foto, que me he encargado de restaurar lo que he podido y de "embalsamar" digitalmente, pero el original se irá borrando muy lentamente, haciéndose más y más transparente, hasta que un día solo quedará un papel en blanco, un recuerdo desvanecido muy parecido al triunfo rotundo e inapelable de las parcas, quienes pacientemente comienzan a preparar nuestra mortaja desde que nacemos y jamás abandonan ese trabajo hasta cortar el hilo final.
Siempre se dice que una imagen vale más que mil palabras, pero al parecer las palabras perduran y las imágenes nos dejan después de haber dicho mucho. Por ello, si algunas frases han de quedar sobre este don Joaquín campesino, espero que sean las del ensayista Mario Sancho, quien escribió (2):
“Pero como me gusta más rememorar su figura llana y bondadosa, es teniendo por marco aquella su finca del Turrujal a donde íbamos a verlo sus amigos los domingos, a hablar de escritores y de poetas y a tomar un té excelente preparado y servido por las gentiles manos de Celia. … ¡El Turrujal! ¡Ah que lindo refugio era ese para soñar, para leer, para meditar serenamente en las grandes empresas de la inteligencia y del corazón!...
Le encantaba ponerse facha campesina obedeciendo quizás al instinto agrario de sus abuelos, y vivir en grato contacto con la naturaleza próvida y maternal…”

2-Citado por mi padre en una nota dejada en sus papeles junto a la foto presentada, pero sin otras referencias. Asumo que leyó ese texto en algún lado y lo trascribió. Quizás fue en las “Memorias” de Mario Sancho, pero a pesar de que revisé rápidamente el libro para ver si daba con el pasaje, no fue así. Buscaré más detenidamente y si lo encuentro lo reportaré aquí.