13.6.06

Inquietudes existenciales de Carmen Lyra




La relación que tenía Carmen Lyra con don Joaquín fue muy estrecha, tal como se desprende de la carta que pueden ver arriba y donde ella le pide consejo en asuntos existenciales. Puesto que la tinta se ha ido borrando con el tiempo y su lectura no es fácil, les transcribo el texto integral de la misma ayudado de una trascripción que hizo mi padre y respetando el modo de escribir de la cuentista:

Mi buen amigo

No se si haré una impertinencia, pero si así fuere discúlpenme. No tengo paciencia para aguardar el día en q' ud pueda venir para decirle lo que me llena de angustia. Quizá se debe a mi temperamento pero el caso es q' una cantidad de cosas que yo miro pasar sobre los demás sin dejar huella a mí me maltratan de la manera más cruel.

Voi a Ud, porq' recuerdo q' su alma vive muchas horas entre almas de mujer, porq' ud fue mi profesor i como tal puede aconsejarme i también porq' es mi amigo. Le abro mi corazón como lo haría antaño cuando era una chiquilla religiosa, ante mi confesor.

Dígame, Sr García, ¿No habrá en mí un orgullo desmedido al desear alejarme de casi todas las gentes porque las encuentro falsas?

¿I yo también no soy falsa cuando al censurar en mi interior los actos de los demás, encuentro en mí el demonio q' a ellos también los hacer ser malos?

Si viera q' desesperación la de hoi. Veo a todas las gentes moviéndose como autómatas, todos agarrados al hilo de un determinismo que me exaspera.

I porque sintiendo la fatalidad pesar sobre cada ser, para unos encuentro disculpa i para otros no?

Por ejemplo: Ahora acude a mí el recuerdo de la persona por la cual yo siento más antipatía en esta vida, Salomón, Ud sabe yo no encuentro para él, ni el más pequeño síntoma de la piedad que pongo para juzgar las acciones de los otros.

Casi siento asco por lo que me rodea, Sr García i yo no quiero que sea así. Oigo hablar tanto de farsa, q' ya las gentes han acabado por darme miedo. ¿Q' pensamientos hai tras las frentes que tengo ante mí? Miro a los ojos de los demás como si me asomara a un abismo. Mire ud: esa teoría del determinismo me desespera. Yo siento q' me rebelo contra ese Dios o esa naturaleza (como Ud quiera q' así nos ha hecho.

¿No le parece triste la indiferencia con que se han de acoger las acciones buenas o malas de los hombres? Ya sean buenos o malos son irresponsables.

No me gusta la vida. Hoi me sentía desesperada. Veía pasar los hombres, las mujeres, los chiquillos i me parecía verlos atados a su destino i al pensar en lo que éste daría a c/uno me daban deseos de llorar. Quise entrarme en mi Yo, buscar un descanso en mi reino interior pero tuve miedo: ¿Quién soy yo? me pregunté: ¿De donde vengo i a donde voi?

Adiós Sr García, cuando vuelva traiga un buen acopio de su filosofía consoladora y bondadosa para calmar mi ánimo.

Marisabel

A mí personalmente esta carta me impacta muchísimo por su contenido tan pertinente. No sé qué respuesta le habrá dado mi abuelo, pero me imagino que alguna muy a la altura de lo que esperaba Carmen Lyra.

Con respecto a los motivos que ella tuvo para substituir la "y" por la "i" en diferentes palabras, se puede consultar la nota que envié anteriormente, que dicho sea de paso, creo anterior a ésta porque aquí no se hace mención del asunto, como si ya estuviera discutido o aclarado. Por último, la anotación de la tercera página que dice entre paréntesis "Carmen Lyra, María Isabel Carvajal" es de una persona no identificada. De mi padre no porque no corresponde a su caligrafía. Tal vez sea de la secretaria que él contrató durante tres meses, luego de la muerte de don Joaquín, para que lo ayudara a poner en orden sus múltiples papeles y a hacer el inventario de su biblioteca. El nombre de esta secretaria me es desconocido.

Como anécdota, podría decir que mi madre siempre me cuenta que Don Joaquín vivía entre papeles en un gran desorden. Además, dejó nada menos que nueve cuartos repletos de estanterías con libros en la casa que tenía donde luego estaría la Esmeralda, al frente del actual edificio de la Caja Costarricense del Seguro Social. Si pasan por el lugar y se fijan bien en el jardicito del edificio de la Caja, podrán apreciar una placa conmemorativa. La gran mayoría de los libros mencionados fueron inventariados como dije y mi padre luego los dió (no se si donados o vendidos por un precio simbólico) a la biblioteca de la Universidad de Costa Rica. En nuestra familia quedaron los ejemplares más valiosos, principalmente aquellos dedicados por eminentes personalidades y que espero también irles presentando.

5 comentarios:

Paz dijo...

¡Wow Eugenio! Esto es un verdadero tesoro. Voy a seguirlo chequeando con frecuencia...

Julia Ardón dijo...

Ay Eugenio...esta carta me ha sacado las lágrimas...es tan bueno compartir estas cosas humanas, al margen de "los personajes históricos"
De repente veo a María Isabel cerquita de mí, lejos de "Carmen Lyra", una mujer que se cuestiona, que piensa, se pregunta y busca quién la escuche...cuánto daría por darle un abrazo cariñoso, un beso en la frente y decirle "Chavelita, a mi me pasa lo mismo"
Somos todos y todas tan iguales...
por qué nos empeñamos en creernos distintos, distintas, superiores, inferiores, clasificarnos...
qué hermoso regalo nos has dado.

Eugenio García dijo...

Muchas gracias Victoria por entenderlo asì. El tesoro es también tuyo y de todos aquellos que quieran acercarse. No te puedo prometer que el sitio lo esté actualizando con gran frecuencia, pero sí te puedo decir que espero poder irlo alimentando poco a poco con otras joyitas. En todo caso ¡bienvenida! cuando gustés.

Eugenio García dijo...

Jeje... cuando le mandé la respuesta a Victoria apareció el comentario de Julia... Bienvenida tambíén.

Sí, esa carta es sumamente hermosa... humana... los corazones laten igual en todas las épocas, pero solo lo vemos así cuando las palabras son sinceras. Poder sentir a esos personajes "históricos" desde ésta perspectiva íntima es parte de la intención de este blog.

No sé si es porque sea mi abuelo (que no conocí) pero yo siempre he sentido a don Joaquín tan cercano, tan presente, tan cálido. Así como seguramente lo sintió María Isabel al escribirle esta carta. Es como si fuera un espejo y reflejara también al destinatario.

Tartaruga dijo...

!!!!!!!!!!!!!!