La locura campesina (segunda parte)
A continuación presento la segunda parte de un texto escrito por mi padre, el Dr. Eugenio García Carrillo y publicado en el año 1941 en el "Repertorio Americano", la revista que mi abuelo editó durante cuarenta años seguidos. Supongo que para él editar un artículo escrito por su hijo único representaba algo muy especial. La primera parte está inmediatamente después o se puede pulsar aquí para tener acceso inmediato.
En los hospicios europeos se encuentran con frecuencia enfermos cuyo delirio los hace decir que son Napoleón o algún personaje de la antigua realeza. Entre nosotros, faltos de tal tradición, a lo que más se llega, es a compararse con figuras de la actualidad internacional, como aquel que creía ser ¡Benito Mussolini! O figurarse víctimas de la Gestapo. En la mayor parte de los casos, se recurre a la tradición católica en la que se educa al pueblo. Así la invocación de diversos santos es corriente. Un enfermo puede decir que es el “Rey del Mundo y que nació en el Paraíso”; otro, que él es la “reencarnación de Jesucristo”. Comúnmente se denomina este trastorno como delirio de grandeza. Lo hay también de persecución, a veces muy sutil y rodeado de aparente verdad en los hechos incriminados. Más curioso es cuando un enfermo se cree poseído por sus perseguidores. Uno de ellos, decía así refiriéndose a sus enemigos: “Los tengo aquí en el estómago y me piden de comer; yo no les doy y me molestan mucho insultándome y amenazándome con un arma blanca. Me van a matar”. Etc., etc. Se llega en este caso al recuerdo del mito antiguo del buitre que devoraba las entrañas.
Como decíamos, en muchos casos predomina más bien una tendencia a evitar el contacto con el mundo externo. El enfermo ha sido “idiático” y se “siente suspendido” por “las cosas que piensa”. Se vuelve “como idiotizado”; aparece “dundo” o “dundao” de la cabeza. No será entonces raro que padezca de ataques de “llanto y tristeza”, o que se queje de “un miedo como un recelo” o de un “apocamiento”; tal vez de un “murimiento” general, es decir, siente que se muere. Otros dicen “sentir un desatino” en el cuerpo que los impulsa a acciones sin fin lógico, posiblemente en ciertos casos activados por sus alucinaciones visuales (ver “bultos”, cruces, culebras, etc.) o auditivas (oír “voces” o ruidos de “chicharras”, etc.), o cenestésicas (corrientes de “electricidad” en el cuerpo). Un enfermo decía que tales ruidos lo “amuinaban” y le “nublaban la cabeza”, pero es raro que lleguen a “asuicidarse”. En otros casos el impulso patológico los desvía hacia un estudio afanoso y generalmente estéril, a lecturas ininterrumpidas o a la masturbación repetida, hechos que hacen creer popularmente que “el mucho estudio” o los abusos genésicos conducen a la locura. Naturalmente con el cambio de personalidad, algunos pacientes tienen reacciones sumamente violentas que pueden llegar al crimen. A un enfermo “cuando le daban altezas”, sentía que se le “cuajaba la sangre por dentro en pelotas”; otros que “algo sube por dentro para ahogarlos”.
El origen de estos trastornos mentales se piensa que radica esencialmente en un factor constitucional y hereditario. Las familias en que se asocia la demencia, la epilepsia, el alcoholismo crónico y las taras psicopáticas, son mucho más frecuentes que aquellas en que aparece casualmente aislado, un caso del mismo trastorno o aún un caso de sífilis del sistema nervioso con trastornos psíquicos. La vida en nuestros pueblos con todas sus limitaciones, trae consigo los matrimonios consanguíneos, los hijos ilegítimos. Muchas veces la falta de eugenesia resulta en productos con alteraciones lamentables en las esferas cerebrales y mentales. Entre las otras razas que conviven con los nativos, los chinos se caracterizan por el poco número de trastornados que dan al Asilo; en cambio los negros con frecuencia degeneran en dementes. De uno de ellos homicida y mentalmente muy incoherente (W...), es el siguiente poema (?) que el mismo llamó Puro. Dice así:
Voy para nunca vivir
Mariposa de su vida mía.
Tengo una canción para decir
Me busca te adoro gentil.
Voy hasta donde nunca venir
Soy de las aves suyas.
Tengo una canción para decir
Voy para nunca venir.
Me busca te adoro gentil
Las golondrinas trinan.
2 comentarios:
Cuanta verdad cargan los locos............................................!! Aprendi mucho con este texto Quime...con los dos de hecho!
Qué bueno Tarta. Me complace mucho saberlo.
Publicar un comentario