10.11.08

Para un rincón del cariño


El segundo descubrimiento al que hacíamos referencia en nuestra anterior entrada, lo tienen delante de sus ojos aquí arriba. Es un rarísimo retrato de Yolanda Oreamuno que tuve que restaurar digitalmente porque no se encontraba en tan buen estado como el anterior (que no tiene ningún retoque). Esta vez el original presentaba rasguños en la parte superior y antiguas manchas de huellas digitales en su contorno, defectos que hicimos desaparecer.

Esta foto tiene una particularidad muy llamativa y es su fuerte color naranja en las altas luces, el cual contrasta en las bajas con una especie de negro tornasolado que recuerda el efecto de una solarización. Al hacer la digitalización le dimos mayor contraste a los negros porque de otro modo la foto aparecía muy plana, por lo que el efecto tornasolado no es muy perceptible en la imagen que presentamos. He estado investigando sobre el procedimiento histórico de virado al naranja, pero no he encontrado ningún ejemplo tan contundente como el visible en este retrato. Puede ser que se trate de un tipo de sepia muy fuerte. También puede ser que con los años la foto haya sufrido algún tipo de alteración química con el resultado que vemos. Sea lo que sea, eso particulariza éste retrato, que por lo demás es bastante grande (19X24 cm).

En la dedicatoria es perceptible la pluma poética de Yolanda: "Don Joaco... Este retrato oscuro, de penumbra para un rincón de su cariño". A diferencia de la dedicatoria anterior ésta no lleva fecha. Sin embargo, se nota un cambio de tono. Ésta aparece menos formal, más íntima, lo que nos indica que los años han pasado y que la relación entre ambos literatos se ha profundizado... ya ella espera un lugar en un rincón del cariño de don Joaquín.

Para mi gusto, éste es el retrato fotográfico más hermoso de cuantos conozco de Yolanda Oreamuno. Rodeada de esa penumbra y delineada por tan cálidos contornos, ella aparece como un personaje muy misterioso, frágil y reflexivo, incluso se podría decir que maternal, lo que la emparenta con ciertos personajes que vemos en cuadros de La Tour. Algo que va a contrapelo de esa aura de vampiresa o tigresa con que a menudo se la percibe. Lástima que no aparezca por ningún lado el nombre del fotógrafo(a) que la vio así.

Actualización al 12 de noviembre
: Guiado por el índice del Repertorio Americano que preparó Evelio Echeverría, repasé los números que contenían retratos de Yolanda Oreamuno y no encontré ninguno de los que he presentado aquí. En realidad solo hay uno que se repite en un par de artículos y se trata de un retrato frontal parecido al de mi entrada anterior, pero sin ese plus que confiere la dedicatoria y por ello más ordinario.

También revisé el libro de Victoria Urbano sobre Yolanda, pero no viene ninguna foto (al menos en la édición que tengo, que es la primera de 1968). El de Rima de Vallbona no lo he podido consultar porque por extraño encantamiento desapareció de mi biblioteca (en todo caso yo juraba que hubo un ejemplar en algún momento). Lastimosamente tampoco tengo los de otros autores que también han estudiado a Yolanda Oreamuno. Así que todavía no puedo afirmar que estos retratos sean completamente inéditos.

(Por cierto, el material que hay sobre Victoria Urbano en la Universidad de Texas es impresionante)

3 comentarios:

Julia Ardón dijo...

qué hallazgos...por Dios...qué belleza....

Eugenio García dijo...

Lindo ¿verdad?

Julia Ardón dijo...

claro, y la de arriba tambien preciosa