Un presente hondureño
Esta fotografía de una pintura de Francisco Morazán fue tomada hace unos 120 años (alrededor de 1890) por quien creemos fue un fotógrafo hondureño de apellido Aguirre. En la época el procedimiento en boga era el de gelatino-bromuro sobre placas de vidrio y suponemos que de una placa semejante proviene esta copia. Lo que no sabemos con certeza es en qué momento se tiró la misma. Bien puede tratarse de una copia muy antigua o bien de una más reciente, pero en ningún caso posterior a 1941.
Estos datos los conocemos porque al dorso de la foto aparece el siguiente texto: “Copia tomada por el fotógrafo hace más de 50 años. Presentada al benemérito J.G. Monge por el suscrito. San José, enero 30, 1941. Héctor Medina Planas”. También aparece el sello “Aguirre”… Con toda seguridad el sello del fotógrafo o de su estudio fotográfico, ubicado en "Tegucigalpa, Honduras". El texto que dice “Morazán” en el lado frontal de la foto no es parte de la misma, sino un añadido hecho a mano, quizás por el propio Medina Planas. Tanto en este texto como en el que se encuentra al reverso, se nota mucha meticulosidad en la ejecución, incluso es visible el trazado de unas guías que sirvieron para mantener la escritura bien alineada.
Revisando en internet imágenes de Morazán, hemos constatado que la efigie que presentamos se repite algunas veces, pero no en foto como aquí, sino en lo que parece ser cierto tipo de grabado. A pesar de ello no sabemos quién es el autor original ni dónde se encuentra su obra. Si alguien tiene alguna idea, pues bienvenida será la información.
De don Héctor Medina Planas tampoco sabemos mucho. En el Repertorio Americano hay algunos artículos suyos y en vista de las temáticas -y de la naturaleza misma de su regalo a don Joaquín- suponemos que se trata de un ciudadano hondureño. También encontramos en internet la "entrevista" que una estudiante universitaria, Natalia Villalobos, le realizó a Ricardo Mejía, un anciano zapatero catracho (de unos 90 años) quien cuenta que el señor Héctor Medina Planas lo ayudó a instalarse en Costa Rica allá por los años 40, es decir en fecha relativamente cercana a la de su presente a don Joaquín. Igualmente encontramos en la red una cita que se le hace en un libro llamado: “Los Deliberantes. El poder militar en Honduras”, escrito por Matías Funes V. Si creemos lo que ahí se dice entonces don Héctor Medina fue ingeniero militar: “Un mayor de ingenieros, más agresivo aún, exigía que los hondureños viviéramos bajo el amparo de la ‘sociedad militar’. En su perspectiva, el régimen militar debía imperar en las escuelas públicas y privadas y las masas debían educarse en el espíritu castrense como única forma de llegar a la ‘verdadera redención’ (…) (Discurso pronunciado por el Mayor de Ingenieros don Héctor Medina Planas, en la fiesta que tuvo verificativo en la Academia Militar, el 20 de mayo del corriente año. Boletín del Ejército, Año V, mayo y junio de 1917, Nos. 39-40, pp. 1151-1152)”.
Claro, también podría tratarse de un homónimo, así que no podemos asegurar que quien habló de forma tan excesiva fuera la misma persona que tuvo relación con el pacífico don Joaquín, aunque hay muy buenas posibilidades de que así fuera, máxime si se tiene en cuenta que otro artículo encontrado en la red menciona el nombre del Ingeniero Héctor Medina Planas como “representante”, en 1948, de José Ángel Zúñiga Huete. Este último personaje, conocido como “El León del liberalismo”, se considera en Honduras uno de los grandes nombres de esa tendencia política y fue un firme opositor a la dictadura de Tiburcio Carías entre 1932 y 1948 (el período de gobierno más largo en la historia de ese país, también llamado “El cariato”). Es interesante tener en cuenta que si bien Carías había llegado al poder democráticamente como candidato electo por el Partido Nacional, mantuvo sus riendas por largos años gracias a una reforma de las normas constitucionales que impedían la reelección y ejerciendo también una creciente represión en contra de los opositores liberales. Tal vez ese mal recuerdo ha estado presente de algún modo en el espíritu de los hondureños en el caso de la destitución de Zelaya estos días (lo cual por supuesto no justifica que se le dé un golpe de estado preventivo). Pero para volver a Héctor Medina Planas, suponemos entonces que si llegó a Costa Rica, fue en calidad de exiliado político por ser de filiación liberal.
Algunos de los títulos de los artículos de Héctor Medina Planas publicados en el Repertorio reflejan esa situación y curiosamente podrían ser aplicados en cierta medida a la actualidad hondureña: “Desastre administrativo del gobierno de Honduras”; “Criollismo versus democracia”, o aún: “El ministro consuetudinario Lic. Gálvez, abogado de la Bananera y actual candidato oficial no puede ser presidente de Honduras”. Estos títulos también reflejan el pensamiento de un hombre maduro preocupado por la alternabilidad democrática (lo que se confirma plenamente a la lectura del segundo artículo), eventualmente ya muy distante de la doctrina militarista que defendía 25 años atrás (aunque en estricta lógica ambos discursos no son necesariamente incompatibles) y quizás también el pensamiendo de un hombre de izquierda, sobre todo si se tiene en cuenta lo que incidentalmente se dice de él en el trabajo de la estudiante universitaria mencionada dos párrafos atrás.
De los diferentes artículos de Medina Planas publicados en el Repertorio nos interesó en particular una entrevista que le realiza a don Ricardo Jiménez en el año 1942 (año del centenario de la muerte de Morazán). En aquel momento don Ricardo tenía 83 años, edad con la que se le declaró Benemérito de la Patria (ese fue un título que don Joaquín también recibió como muchos sabrán). Y decimos que nos interesó la entrevista porque precisamente gira en torno a Morazán y por ello también guarda relación con la foto que le regaló don Héctor a don Joaquín poco más de un año antes. Como se trata de una entrevista bastante corta la transcribimos íntegramente:
Entrevista con el ex-presidente don Ricardo Jiménez
“Con una tarjeta especial de Don Joaquín García Monge. Director de Repertorio Americano, tuvimos la oportunidad de visitar al esclarecido ciudadano Don Ricardo Jiménez. Nos recibió con la afabilidad y cultura que le son características; y después de las obligadas frases de cumplimiento y rúbrica, abordamos el tema de nuestra entrevista.
-(HMP) (1) Señor: Hemos tenido la ocasión de conversar con un distinguido elemento social costarricense (2), sobre la personalidad histórica del General Morazán; y la síntesis de las opiniones recibidas podemos expresarla así:
1- Morazán fue un déspota,
2- Fue un mediocre,
3- Fue un intruso en Costa Rica, y
4- En relación con su fusilamiento, no podemos desaprobar lo que hicieron nuestros abuelos.
Hechas a Ud. Las mismas preguntas a que corresponden estas respuestas, ¿cuáles serían las contestaciones?
- (RJO) Pues claro está: Que Morazán no fue un déspota, ya que más bien vino a darnos libertad. Era la personalidad más distinguida de Centro América; y no podía ser un intruso, porque a más de haber sido Presidente de la República, por dos veces, fue llamado para derrocar a Carrillo.
En lo de que no podemos desaprobar lo que hicieron nuestros abuelos, si aceptáramos esa tesis como buena, deberíamos andar hoy con taparrabo (3)
- (HMP) Don Ricardo: ¿No sería posible que Ud. escribiera sobre los puntos de nuestra entrevista: algo en particular me ha dicho Don Joaquín, de un ofrecimiento.
- (RJO) Con Mucho gusto lo haré; pero me dejarán Uds. el tiempo suficiente, porque actualmente estoy muy ocupado; tengo que ordenar muchas cosas; además, Uds. saben cómo me atacan, y cuando vean que escribo sobre Morazán, no van a decir que lo hago por simpatías a él, sino por odio a Carrillo.
Hasta aquí nuestra visita; y nos despedimos, altamente complacidos de la recepción que nos hiciera patricio tan meritorio” (Repertorio Americano, Tomo XXXIX, Nº 8, 25 de abril de 1942).
Nunca apareció en el Repertorio lo que el patricio prometió sobre Morazán como tal, pero era de esperárselo, ya que desde la respuesta misma deja entrever su temor a que luego se le ataque. Sin embargo, ello no quiere decir que don Ricardo estuviera faltando a su palabra, porque unos meses más tarde sí publicó algo sobre Carrillo, tal como ya lo había hecho en 1939 cuando dio a conocer tres epístolas bajo un título elocuente: “Alabar a Carrillo es extraviar a los jóvenes y hacer escuela de tiranía, por más vueltas que se le dé a la cosa”. ¿Sobre Carrillo dije?... Pero si Carrillo no es Morazán. Pues sí, pero hablar de uno siempre conduce a hablar del otro, así que don Ricardo, al escribir sobre Carrillo, también terminó evocando a Morazán. Aunque optó, seguramente en razón de lo que había anunciado, por decir poco y no del modo que esperaba su interlocutor.
Nótese que don Héctor Medina Planas refiere que una tarjeta de don Joaquín le sirvió para presentarse a don Ricardo Jiménez. Eso se explica en la medida en que ambos beneméritos fueron muy amigos. En nuestros archivos tenemos varias y extensas cartas que don Ricardo le dirigió a don Joaquín. Esperamos poder darlas a conocer más adelante aquí mismo.
Como dijimos en la entrada anterior, Morazán está en el último puesto de los 100 latinoamericanos más influyentes de la historia, según una clasificación que se hizo hace algún tiempo. El asunto puede parecer anecdótico o complaciente con la moda de los “Top Number”, pero tiene su importancia en la medida en que señala el impacto de ciertos personajes, aunque posiblemente muchos hayan quedado afuera y otros estén ahí injustificadamente.
Para finalizar, nada más queremos rememorar lo que Morazán escribió en su testamento antes de ser pasado por las armas: “Declaro que todos los intereses que poseía, míos y de mi esposa, los he gastado en dar un Gobierno de Leyes a Costa Rica”. (Citado por Arturo Mejía Nieto, en “Morazán”, Repertorio Americano, Tomo XXXIX, Nº 19, 26 de setiembre de 1942).
Notas:
1-.Las iniciales de Héctor Medina Planas (HMP) y Ricardo Jiménez Oreamuno (RJO) no figuran en la entrevista original. Las incluimos nosotros como un medio para identificarlos mejor en la secuencia del texto.
2-.Lástima que el nombre de esa persona haya quedado en el misterio. Pero tampoco era necesario particularizarlo ya que de todos modos refleja o reflejó un sentir más general.
3-.Este tipo de frases actualmente son mal vistas porque lanzan descrédito sobre nuestros antepasados indígenas y tienen un tinte racista, pero eran muy corrientes en aquella época y desgraciadamente aún son escuchadas en ciertos estratos de la población caracterizados por su poca educación (independientemente de su posición social). Actualmente se diría que son “políticamente incorrectas”. En todo caso se puede rescatar de ahí que don Ricardo no justifica el fusilamiento de Morazán por considerarlo un acto de barbarie, al menos eso es lo que interpretamos de su frase.
4 comentarios:
Muy buena la documentación sobre la fotografía, nos recuerda que por aquella época J. recibía en nuestro país a figuras polítcas e intelectuales de América Latina. Creo que ese tránsito de estudiosos y de ideas hace mucha falta ahora.
Un favor: no tardés mucho en poner las cartas de J. y don Ricardo. La que pusiste de Lyra es genial. No puedo esperar a leer estas.
http://pequenopuntociego.blogspot.com/
Muchas gracias por las visitas y el comentario.
Haré lo posible para abordar pronto lo de las cartas de don Ricardo, aunque problablemente antes vengan algunas otras entradas que ya había proyectado.
Fabuloso blog!!
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